ROTURA DEL TENDÓN DE AQUILES
El tendón de Aquiles es una estructura que conecta los músculos gemelos y sóleo con el hueso calcáneo (el talón del pie). Su función es flexionar el pie hacia abajo. El tendón suele sufrir micro roturas que con el tiempo acaban en rotura completa. La rotura completa suele producirse al realizar un esfuerzo explosivo, como una arrancada en carrera.
Factores de riesgo
- Edad: la incidencia aumenta en mayores de 30 años debido a la pérdida natural de elasticidad del tejido.
- Actividades deportivas: los deportes que involucran movimientos rápidos y explosivos pueden aumentar el riesgo de rotura (baloncesto, tenis, fútbol…)
- Cambios repentinos en la actividad: pasar de tener una vida sedentaria a realizar una actividad física intensa en poco tiempo.
Síntomas
- Dolor agudo e intenso en la parte posterior del talón.
- Rigidez y sensibilidad en el área afectada.
- Dificultad al movilizar la articulación del pie, especialmente a la flexión dorsal (mover el pie hacia arriba).
- Inflamación y enrojecimiento.
- Sensación de pedrada en el momento de la lesión.
Tratamiento
El tratamiento de una rotura del tendón de Aquiles depende de la gravedad de la lesión y de los síntomas del paciente. Algunas de las opciones de tratamiento más comunes incluyen:
- Descanso: Es importante descansar el tendón lesionado para permitir que se
recupere. Esto puede incluir el uso de muletas o un yeso para evitar poner peso en el pie afectado.
- Hielo: Aplicar hielo en la zona afectada puede ayudar a reducir la hinchazón y el dolor.
- Analgésicos: Los analgésicos de venta libre, como el ibuprofeno o el paracetamol, pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación.
Una vez que se haya confirmado el diagnóstico de una rotura del tendón de Aquiles y se haya iniciado el tratamiento inicial, la fisioterapia puede ser una parte importante del proceso de recuperación. Algunas de las técnicas de fisioterapia que se pueden utilizar incluyen:
- Ejercicios terapéuticos: El fisioterapeuta puede recomendar ejercicios
específicos para ayudar a fortalecer los músculos y el tendón lesionado.
- Estiramientos: El estiramiento controlado puede ayudar a mejorar la flexibilidad y la movilidad del tobillo y del pie.
- Ultrasonido terapéutico: El ultrasonido puede ayudar a reducir la inflamación y a estimular la curación del tejido lesionado.
- Masaje: El masaje puede ayudar a reducir la tensión muscular y a mejorar la circulación sanguínea en la zona afectada.
- Electroestimulación: La electroestimulación puede ayudar a reducir el dolor y a estimular la curación del tejido lesionado.
Es importante seguir las instrucciones del fisioterapeuta y realizar los ejercicios y tratamientos recomendados para lograr una recuperación completa.
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