Capsulitis de hombro: causas, síntomas y tratamiento

La capsulitis adhesiva del hombro, también conocida popularmente como “hombro congelado”, es una patología que se caracteriza por el dolor y la rigidez progresiva de la articulación glenohumeral. Aunque puede aparecer en cualquier etapa de la vida adulta, es más frecuente entre los 40 y 60 años, especialmente en mujeres. Su evolución suele ser lenta y puede prolongarse durante meses e incluso años, afectando de forma significativa la movilidad, la función y la calidad de vida del paciente.

La articulación del hombro está rodeada por una cápsula articular que proporciona estabilidad y permite el movimiento. En la capsulitis adhesiva, esta cápsula se inflama y posteriormente se engrosa, reduciendo el espacio articular y limitando el deslizamiento normal de las estructuras. Como consecuencia, el movimiento se ve restringido, generando dolor que puede ser intenso, sobre todo por las noches o al intentar realizar gestos cotidianos como peinarse, abrocharse el sujetador o alcanzar objetos en estanterías altas.
Causas y factores de riesgo
Aunque la causa exacta de la capsulitis de hombro no siempre está clara, existen factores que aumentan la probabilidad de desarrollarla. Entre ellos destacan los traumatismos o cirugías previas en la zona, que pueden desencadenar un proceso inflamatorio prolongado. También tienen mayor riesgo personas con enfermedades metabólicas o sistémicas, como diabetes mellitus, alteraciones de la tiroides, hipertensión arterial o trastornos cardiovasculares.
Otro factor a tener en cuenta es el estilo de vida. El sedentarismo, los movimientos repetitivos o posturas mantenidas por largos periodos pueden favorecer el deterioro articular. En muchos casos, sin embargo, la capsulitis aparece sin un motivo aparente, siendo catalogada como idiopática.
Evolución clínica
La capsulitis adhesiva suele desarrollarse en tres fases bien definidas. La primera es la fase de dolor o inflamación, en la que predominan las molestias, especialmente durante el movimiento y por la noche. La segunda fase corresponde al periodo de rigidez, donde el dolor puede disminuir ligeramente, pero la limitación de la movilidad se vuelve más evidente. La última etapa es la de resolución o descongelación, que aunque es lenta, suele conducir a una recuperación progresiva de la amplitud de movimiento.
Este proceso completo puede durar entre 12 y 24 meses. En algunos pacientes, la movilidad no llega a recuperarse por completo, aunque la funcionalidad mejora de forma notable con un tratamiento adecuado y continuo.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa principalmente en la historia clínica del paciente y en la exploración física, donde se evalúa la amplitud de movimiento y la respuesta al dolor. La resonancia magnética y la ecografía pueden ser útiles para descartar otras patologías del hombro, como roturas tendinosas o bursitis, pero no siempre son necesarias para confirmar la capsulitis.
Tratamiento y rehabilitación
El tratamiento tiene como objetivo reducir el dolor, mejorar la movilidad y recuperar la función del hombro. En la fase aguda suelen utilizarse analgésicos y antiinflamatorios indicados por un profesional sanitario, además de aplicación de calor o frío según la tolerancia del paciente. Las infiltraciones con corticoides pueden ser consideradas en casos de dolor persistente, aunque siempre deben indicarse bajo supervisión médica.

La fisioterapia es una herramienta fundamental en el proceso de recuperación. Los ejercicios de movilidad progresiva, estiramientos capsulares y técnicas manuales ayudan a disminuir la rigidez y mejorar el rango articular. Es importante que la intensidad del tratamiento se ajuste al estado del paciente para evitar aumentar el dolor. La constancia es clave, ya que la rehabilitación suele ser un proceso prolongado y gradual.
Otro recurso terapéutico es la terapia manual complementada con termoterapia profunda o con técnicas como la punción seca o el masaje miofascial, siempre realizadas por profesionales capacitados. En casos severos y poco frecuentes, cuando no se observa mejoría con el tratamiento conservador, puede valorarse la intervención quirúrgica para liberar la cápsula.
Pronóstico y prevención
Aunque la capsulitis de hombro puede ser una afección duradera y dolorosa, la mayoría de los pacientes experimenta una evolución favorable con el tratamiento adecuado. Mantener una buena higiene postural, realizar ejercicios de movilidad regularmente y evitar largos periodos de inmovilización son medidas preventivas que pueden ayudar a reducir el riesgo de aparición o recaída.
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