Lo que debes saber sobre la Atrofia de Sudeck
Es más común en mujeres y suele aparecer en edades avanzadas. Nos lo cuenta nuestra Fisioterapeuta María José Plaza Narbona.
También conocida como Distrofia Simpático Refleja (DSR), la Atrofia de Sudeck se define como un trastorno de dolor crónico, de carácter neuropático, que afecta generalmente a manos y pies, aun pudiendo afectar a otras zonas.
Se trata de una dolencia persistente, multisintomática y multisistémica, a la que también se le llama Síndrome Regional Doloroso Complejo (SRDC).
Los signos y síntomas más característicos son:
- Rigidez y tumefacción en la articulación.
- Edema.
- Pérdida de la funcionalidad y debilidad muscular.
- Disminución del rango de movimiento.
- Hiperalgesia (aumento del dolor), alodinia (percepción anormal del dolor).
- Cambios cutáneos: en la textura, trofismo, temperatura y coloración.
- Cambios óseos.
Se puede clasificar en dos grupos: el tipo I (Distrofia Simpático Refleja, en la que no se identifica lesión de nervios especifica), y el tipo II (en la que sí existe lesión nerviosa identificable y se diagnostica como Causalgia).
Su incidencia es mayor en mujeres y aumenta con la edad, hasta los 70 años.
Causas de la Atrofia de Sudeck
Los causantes de esta dolencia pueden ser las siguientes:
- Trauma previo, trauma de repetición o trastornos por movimientos repetitivos.
- Enfermedad cardiovascular e infarto de miocardio
- Trastornos de columna
- Lesiones neurológicas, centrales y periféricas
- Infecciones
- Cirugías
- Idiopáticas
- Factores psicosociales: pueden influir en su aparición y en la evolución.
El diagnostico se basa en la historia clínica, en la sintomatología que presenta el paciente y en la exploración física, al no existir ninguna prueba específica para su diagnóstico.
Se pueden realizar pruebas complementarias como son: analíticas, radiografías, RMN, TAC, gammagrafía y termografía.
Cómo tratar una DSR
El tratamiento puede ser farmacológico y en nuestro caso, lo abordaremos a nivel de la fisioterapia:
- Cinesiterapia
- Hidroterapia
- Masoterapia
- Drenaje linfático manual.
- Electroterapia
- Termoterapia: tanto frio como calor.
- Diatermia
- Magnetoterapia
- Ejercicios: suaves y sin generar dolor
- Terapia miofascial
- Ejercicios propiopcetivos